martes, 11 de febrero de 2014

@TargaryenAegon : Ned X Cat

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Estaba próxima la llegada del Rey a Invernalia y vendría con él toda la corte y cientos de caballeros. Acababa de enterarse de la muerte de Jon Arryn y por momentos el castillo parecía más frío de lo que ya era. Jon había sido como un padre para él.

Se escuchaba más ajetreo entre pasillos y patios de lo que solía ser costumbre, todo tenía que tener el mejor aspecto posible pues hacía nueve años de la última ocasión que Robert y Ned se habían visto y quería darle a su viejo amigo la sensación de sentirse como en casa cuando llegase. Había decidido que sería un buen detalle que junto al lobo huargo de su Casa hondease al viento el venado coronado del Rey en las torres más altas de la muralla.

Finalmente, dos noches antes de la visita real, Ned pudo encontrar tiempo para pasar tiempo a solas con su mujer. Había estado de caza y supervisando el aprendizaje de sus hijos en el patio de armas y el tiempo que le dedicó a Cat los últimos días habían sido escasos, por lo que quería tener un momento especial con ella. Hay quien podría decir de él que era un hombre muy serio y quizás algo frío. Que el tiempo en Invernalia le había congelado la sonrisa. Ned llegó a sus estancias acompañado por el maestre Luwin, y Cat ya lo esperaba allí. Ned sonrió ante la escena.

-Puede retirarse ya, lo veré a la mañana y hablaremos de esas cuentas- dijo Ned con un tono amable acompañado de un palmeo en la espalda al maestre Luwin, sin siquiera mirarle, absorto en ese momento en la mujer de cabellos caoba que le sonreía.
Cat estaba sentada en la cama, y en los labios guardaba una sonrisa que quería evitar que se le escapara. 
Quería mantener una figura sería, pues estaba segura que Ned había olvidado el día que era. Un día como aquel de invierno, un hombre del Norte volvía de una guerra interminable a casa. A su hogar. 

-¿Recuerdas el día que es hoy?- dijo ahora sí, una sonriente Cat.
Ned, entró y cerró la puerta de madera. Todo lo hizo con una dedicada pausa. Se volvió y se dirigió hasta ella clavando su mirada en los ojos azules de ella. Y sin responder directamente a su pregunta, le dijo las palabras que aquella noche le dijo. Había perdido en esa guerra a un padre y a dos hermanos.

-"Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive. El verano es tiempo para riñas y altercados. En invierno tenemos que protegernos entre nosotros, darnos calor mutuamente, unir las fuerzas"- Aquella noche el Señor de Invernalia, su esposo, volvía a casa y le prometía que la iba a cuidar.

Que ningún mal los iba a separar nunca más. Ni leones, ni krakens, ni dragones… El gran lobo huargo cuidaría de su manada.
Cat cogió su mano e hizo que se sentara a su lado. Poco a poco con el tiempo, aquel extraño se había convertido en un gran padre y en un gran esposo. Lo amaba. Y no solo como se aman los jóvenes que buscan el calor en las noches. Un amor que iba más allá.
Pero Ned tenía una sorpresa. De sus ropas sacó una tela que guardaba algo en su interior. Sintiendo la mirada atenta de Cat en él, abrió la tela con cuidado y de allí sacó una flor.
No era una flor que creciese en Invernalia ni en sus proximidades. Era una flor de Aguasdulces, el hogar de Cat.

-Siempre. Siempre recordaré el día que volví a casa- Ned dio a Cat un dulce beso, de amor verdadero. 

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